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Alimentación real y nutrición funcional, ¿Qué es? Y ¿Cómo iniciamos?

Alimentación y nutrición son conceptos muy básicos, que todos en algún momento los hemos llegado a escuchar; pero a la hora de entender y ser más conscientes al respecto, no les damos la importancia que tienen en nuestro día a día.

La alimentación es una selección de los alimentos que cada uno de nosotros elegimos o preferimos consumir a diario y que viene muy marcada por la cultura, religión, costumbres, gustos o preferencias, sobre todo, lo que aprendemos desde niños por nuestros padres y familiares. Por su parte la nutrición es la capacidad que tiene nuestro cuerpo de transformar esos alimentos en energía para vivir.

Cuando hacemos alimentación real y funcional, es cuando las personas voluntaria y conscientemente elegimos, preparamos e ingerimos los buenos alimentos (alimentos reales), por sus beneficios en la salud y, sobre todo, por la búsqueda del bienestar general del cuerpo humano mediante el aprovechamiento de sus propiedades.

Definimos entonces la nutrición funcional, como la elección de los alimentos y nutrientes para nuestro cuerpo, específicamente ajustado a nuestras necesidades y requerimientos físicos, metabólicos, hormonales y funcionales; con el objetivo de mejorar no solo la energía, si no también la suma de efectos beneficiosos sobre las funciones específicas en el organismo. Más allá de los efectos nutricionales buscamos, mejorar, potenciar y optimizar aspectos como:

  • Crecimiento y desarrollo
  • Metabolismo o utilización de nutrientes.
  • Defensas antioxidantes
  • Sistema cardiovascular
  • Fisiología o funcionamiento intestinal
  • Funciones psicológicas y conductuales
 

Ahora, ¿por dónde empezamos? Lo primero que debemos entender es que nos alimentamos de nutrientes, no de químicos; así que el primer paso es excluir de nuestra alimentación los ultras procesados, es decir, esos alimentos que desde su origen han pasado por muchas modificaciones, han perdido la mayoría de sus nutrientes y contienen además agregados de conservantes, colorantes, saborizantes artificiales químicos e industriales, que contaminan nuestros sistemas; ya que no tienen nutrientes para nosotros y nos ensucian de químicos.

Son todos los productos empaquetados, conservados de bolsas que duran muchos días en los anaqueles o guardados en tu casa. si lees los ingredientes, normalmente tienen mucho más de 5 y existen muchos que no conocemos qué son y vienen expresados en códigos con letras y números. Algunos ejemplos son las gaseosas, jugos de sobres instantáneos, purés de sobres, salsas y aderezos.

También existen muchos paquetes con portadas y etiquetas como light, sin azúcar, sin calorías, sin colesterol, con fibra o enriquecidos con algunas vitamina o mineral. No porque lo diga al frente del producto lo hace saludable, por eso te invito nuevamente a darle la vuelta al paquete, leer los ingredientes y reconocer cuando es un ultra procesado que debemos evitar.

El segundo paso para iniciar una alimentación real es llenarnos de buenos alimentos, es decir hacer una lista de compras saludables y llenar nuestra nevera y despensa de alimentos reales, ya que si nosotros evitamos tener en casa los ultra procesados, siempre vamos a tener buenas opciones para consumir.

Ahora ¿quiénes son los alimentos reales? Son los alimentos más frescos y naturales, los que vienen de la naturaleza a la mesa, alimentos que no han pasado por modificaciones externas ni químicas para consumirlos, es decir, vegetales, verduras, frutas frescas, proteínas de alto valor biológicos como carnes de pastura, pollos, pavos, huevos de campo, pescados, frutos del mar y grasas saludables como semillas, frutos secos, aguacates, aceitunas, cocos, y algunos aceites prensados en frío como aceite de oliva, aceite de coco y aceite de aguacate. Son deliciosos, son naturales y siempre han estado allí para ti, para tu consumo. Debemos darle la oportunidad a la diversidad de alimentos saludables que existen y aprender a disfrutar de sus sabores y texturas, sobre todo, si existen algunos que no has probado.

Y el tercer paso, no menos importante, es entender que lo ideal es volver a la alimentación real, lo común, lo normal, lo que abunda en mi hogar, lo habitual, lo que hacemos día a día, es decir llevarlo con constancia para mí y mi familia.

Recuerda que los productos ultra procesados llenos de azúcares y harinas refinadas, normalmente son adictivos, provocan ansiedad y distorsión de los verdaderos sabores en la lengua, lo que hace que al principio del cambio en la alimentación pasemos por un proceso de abstinencia por los ultra procesados, es decir, los extrañemos mucho más de lo normal y no disfrutamos de los alimentos reales y de sus verdaderos sabores. La buena noticia es que solo ocurre los primeros días del cambio de alimentación, luego los beneficios y disfrute serán mucho mayor. Por esta razón debemos hacer de los alimentos reales la base de la buena alimentación diaria y frecuente en mi hogar.

Nutri. Daniela Chacón

Nutricionista Dietista

Nutrición Funcional

 

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