¿Qué pensarías si te digo que la manera en que interpretas y vives las emociones, son el resultado de la relación con tus padres?
Te lo explicaré mejor, el apego es ese vehículo que nos permite generar vínculos y estos se construyen a través de la experiencias, aprendizajes y emociones, además de permitir adaptarnos.
Desde el vientre establecemos ese vínculo con mamá, de forma inconsciente la manera en que viva su embarazo y acepte el nuevo rol de maternidad y la posterior crianza de padre y madre, si es el caso, será el marcador del tipo de apego que desarrollemos con nuestros cuidadores primarios.
Esto en pocas palabras, se traduce al estilo de afrontamiento y manejo de situaciones que se nos presentan, de acuerdo a nuestro ciclo vital y configurarán la forma en que pensamos, sentimos y actuamos.
Este vínculo es bidireccional y asimétrico ¿Qué quiere decir esto? que el niño necesita de mamá, se apega a ella, pero mamá no necesita de su hijo, es la unión afectiva que construye su cuidador con el bebé y él la percibe como de protección y cuidado (segura).
Las primeras experiencias de apego que le des a tu hijo, marcarán o no las carencias emocionales en su adultez y esas carencias emocionales se traducen en falta de seguridad de nosotros y el mundo, generando mayor malestar emocional, ansiedad y dificultades de vinculación y adaptación en su vida adulta.
Además de configurar nuestro modelo operativo interno (MOI) propuesto por Lotti (2001), que básicamente es ese espacio de nuestra memoria donde guardamos los recuerdos conscientes o no de nuestra crianza, el tipo de apego que tenemos con nuestros padres y que marcarán la manera en que nos relacionamos con nosotros y con el mundo.
Son cuatro los tipos de apego, que propone Bowlby (1985-1998); te explicaré cómo se comporta tu niño de acuerdo al tipo de apego que está construyendo contigo y cómo se comportará de adulto:
- Seguro: Son niños que cooperan, que confían y que se sienten merecedores de la atención, es decir sus relaciones se basan en la igualdad y el merecimiento. Son adultos emocionalmente sanos, confían, establecen límites, toman buenas decisiones, cooperan y tienen proyectos de vida claros.
- Evitante: Tienden a ser niños que procuran no “molestar” a sus padres con sus peticiones, y es justo aquí cuando las necesidades emocionales no son cubiertas. Son adultos que solo se sienten dignos de amor siendo independientes y procuran evitar a toda costa vincularse excesivamente con amigos, pareja, proyectos, trabajo.
- Resistente: Son niños que siempre buscan la atención del cuidador, en la adultez tienden a comportarse en relaciones íntimas desde la dependencia.
- Desorganizado: Son niños que no identifican a papá o mamá como su figura de apego porque ha estado ausente, en la adultez tienden a tener dificultades en establecer relaciones estables porque las viven desde la ansiedad y como una amenaza.
Ahora que lo sabes…. ¿Te gustaría saber cómo fortalecer el apego seguro con tu hijo?
En el siguiente video te lo explico:
Psi. Diana Aguirre
Psicología Clínica
Ms. en Psicología Clínica Infanto-juvenil
Ms. en Rehabilitación psicología en enfermedad mental grave
diana.aguirre@cuerpoymente.com.co