1. Dormir lo adecuado
Dormir entre 7 y 8 horas en la noche, y desde lo más temprano posible (alrededor de las 9:00 o 10:00 p.m.), facilitará el ajuste de nuestro ritmo circadiano (el ritmo de estar despierto en el día y dormido en las noches). Una alteración o disrupción especialmente crónica o prolongada de este ritmo, altera nuestro sistema inmunológico, favorece la inflamación e incluso procesos de neurodegeneración y envejecimiento.
Neurobiol Dis. 2020 Mar 13:104832.
Rev Alerg Mex. 2018 Apr-Jun;65(2):160-170
2. Meditar
Durante la meditación, se genera una reducción de los mediadores bioquímicos que tienen que ver con el empeoramiento de las respuestas del cuerpo y el sistema inmune ante la enfermedad y el estrés, como son el cortisol y las catecolaminas como la adrenalina. Entrenar la mente de manera regular, así como lo haces con el cuerpo, fortalece tu manera de responder y no reaccionar, tanto desde el punto de vista emocional como desde tu mismo cuerpo.
3. Dedicar más horas del día a lo que más te gusta en casa
Apertura a la experiencia o curiosidad, es uno de los dominios de la personalidad que se han asociado con reducción de niveles de marcadores inflamatorios. Dedicar más tiempo a aquello que te gusta o disfrutas, a tus hobbies o pasatiempos, pueden favorecer las redes neuronales que promueven el bienestar y la calma y de esta manera reducir la inflamación no regulada o disfuncional que se puede generar en la vida diaria.
Ethn Dis. 2010; 20(1): 11–14
4. Desconectarte del celular
La exposición continua a las ondas de radiación electromagnética provenientes de equipos de telecomunicación como los teléfonos móviles puede llegar a generar cambios en las células de tu cuerpo, incluso alterar la respuesta de tus sistemas de defensa.
Desconectarte de tu teléfono y reconectar contigo y los tuyos, será la mejor manera de que tu cuerpo y mente trabajen de manera sincronizada.
Gen Physiol Biophys. 2019 Sep;38(5):445-454
5. Revisar tu propósito de vida
El propósito de vida es ese sentido, esa orientación, esas metas que nos vamos poniendo desde la infancia tardía o la adolescencia y que se van redefiniendo durante toda la vida.
Es darle un significado a nuestra vida pasada y presente. Dedicar tiempo a redefinir nuestro propósito de vida, genera conexión con nuestro interior y con la humanidad, genera y promueve el amor, la compasión, la amabilidad a la vez que reduce la depresión, la pérdida de la voluntad de vivir y la desesperanza. Conectar con nuestro propósito de vida, ayuda a sincronizar todos nuestros sistemas para que jueguen a nuestro favor en caso de una enfermedad.
Ageing International. 2002; 27:90–114
William Joaquí
Médico Anestesiólogo.
Especialista en Medicina del Dolor.
Máster en Manejo Avanzado del Dolor.
Medicina Funcional, Integrativa y Bioenergética.
Cofundador de Cuerpo & Mente, Alivio del Dolor, Salud y Bienestar
Torre médica Intermédica. Consultorio 1603.
www.cuerpoymente.com.co
williamjoaqui@cuerpoymente.com.co