Los dolores no solo son físicos, de hecho, su manifestación en el cuerpo son el reflejo finalmente de lo que calla el alma, posiblemente no sean todos, pero sí una gran mayoría.
Los dolores del alma surgen porque nos aferramos a las experiencias como un todo, ya sean agradables o desagradables. Lo placentero no queremos que se vaya y, extrañamente, lo doloroso lo alimentamos porque encontramos ciertos beneficios ocultos que están allí. No somos consciente de ello, pero si comenzamos a trabajar en la impermanencia de nuestras sensaciones, pensamientos y emociones, nos damos cuenta de cómo podemos comenzar a fluir con la naturalidad de la vida, pues minuto a minuto todo cambia, hasta tu cuerpo mismo: las células mueren y se regeneran constantemente. Pero qué difícil es asimilar eso y más aún cuando se trata de nosotros mismos o de los demás.
Durante un par de días, he pensado como transmitir esto de los “dolores del alma”, pues de hecho el alma misma para algunas religiones o ideologías no existe, pero a mi modo de ver en nuestra cultura aplica muy bien. Sin embargo, transmitir lo que he experimentado sin herir susceptibilidades es un poco complejo, entendiendo que todas las experiencias de la vida son diferentes, pues es una sumatoria de acontecimientos lo que le da la interpretación, y si bien mi proceso de sanación ha sido más interno que externo, igual puede generar juicios con o sin fundamento y resistencia para muchos otros. Esto pasa porque nuestro nivel de conciencia está precisamente entregado al momento en que subjetivamente nos identificamos con algo o alguien, o por el contrario a nuestra condición humana de evasión o rechazo de acuerdo con nuestra capacidad de apertura y compasión.
Por eso en esta ocasión seré breve y me permito dirigirme a ustedes con todo respeto, con el mismo que he vivido, amado y aceptado mi proceso, el cual es una constante transformación de mi propia versión.
Los dolores del alma se basan en:
- El odio o el resentimiento: el sentir algo desagradable o rechazo por cierta situación o persona y re-sentir (volver a sentir=resentimiento) esa emoción sin ser capaz de dejarla a un lado, ocasionando con eso, más poder para que se prolongue en el tiempo dicha incomodidad, y sea más difícil sanarla. Recordemos que por cada evento negativo, el cerebro necesita 5 situaciones positivas para contrarrestar nuestro sesgo hacia la negatividad. Finalmente, por muy dura que sea la situación, a la única persona que le hace daño esto, es a quien no se ha dado la oportunidad de transitarla y transformarla en experiencia de aprendizaje.
- La resistencia: Es triste ver cómo nos resistimos a nosotros mismos, a nuestra manera de crear una realidad diferente, pues como estamos aferrados a todo lo negativo que viene de nuestra historia humana, dar la vuelta y aceptar las situaciones tal y como son nos cuesta gran trabajo y gran desgaste. Confundimos aceptación con resignación y compasión con lástima, pero una vez que damos el paso, se convierte en el acto más liberador y humano. Obviamente es un proceso para el cual debemos preparar nuestra mente, nuestro corazón y por supuesto nuestra manera de relacionarnos con la vida.
- La envidia o los celos: Es muy común desear cosas que los demás tienen, sentir frustración o desdicha por compararnos con los demás o valorarnos menos, y es algo energéticamente desgastante y físicamente demandante, pues todo el tiempo se está en un círculo vicioso de pretender ser quien no eres y le das más valor a la otra persona que a ti mismo. Esto comienza a generar amargura y negatividad creando un aislamiento social, pues donde llegues siempre te sentirás “menos que…” sin importar todos tus valores, cualidades y capacidades.
- La falta de amor propio: Sin duda este es el detonante de todas las anteriores, y es que en nuestra sociedad confundimos amor propio con egocentrismo, siendo cosas muy diferentes y llevando a las personas a que busquen más el amor y la aprobación en los demás que en sí mismos, lo que lleva a una dependencia emocional que muchas veces puede volverse patológica alimentando poco a poco una infelicidad crónica traducida en una depresión o en un dolor incurable.
Te invito a que comiences un camino de reconocimiento, de atención plena a tu vida, a tu cuerpo, a tu día a día, que te eduques, más allá de que te informes. Recuerda que sólo tu eres quien puede diseñar tu vida y vivirla, busca apoyo cuando lo consideres y ten a mano tu botón de pausa, es necesario utilizarlo con frecuencia y mucho antes de que lo necesites.
Sandra C Giraldo.
Coach Ontológica Profesional
Máster en Programación Neurolingüística
Cofundadora de cuerpo&mente. Humanizando el Alivio del Dolor. Una mirada integrativa y
funcional al alivio; con un equipo interdisciplinario para el tratamiento o acompañamiento
del cuerpo y la mente.
Torre médica Intermédica. Consultorio 1603.
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