Elogio vs. Aliento

¿Te gustaría que tu hijo no dependiera de tu aprobación? ¿Te gustaría formar un niño seguro de sus habilidades? entonces debes aplicar las expresiones de «Aliento», no de «Elogio».

¿Conoces la diferencia? El aliento invita a la autoevaluación y el elogio los vuelve adictos a la 𝐚𝐩𝐫𝐨𝐛𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧, crecen siendo 𝐢𝐧𝐬𝐞𝐠𝐮𝐫𝐨𝐬 y esperando que siempre les digan que están haciendo las cosas bien.

Mira estos ejemplos:

«Qué linda mi hija, vas muy bien»

«Un aplauso, lo hiciste súper bien»

Estas frases seguro son familiares para ti. Incluso yo en algún momento las usé, sin embargo, descubrí que no eran las más indicadas, así que opté por expresiones de aliento, que lo motiven a dar lo mejor de sí y que también evalúe qué puede mejorar o corregir para una próxima oportunidad.

Ejemplo: “Qué bien, hijo. Veo que has avanzado ¿cómo te sientes con el proceso?”. Aquí damos pie a una conversación y a que evalúen lo que están haciendo, así que nos enfocamos en ellos y no en el objeto o la tarea específica, evitando así juicios sobre lo que están realizando.

Cuando alentamos a nuestros hijos damos pie a que avancen, a que ellos reflexionen y que sean seguros. Desde las herramientas de la disciplina positiva abordamos este tema para hacerle ver a los padres que hay una diferencia muy grande entre decirle todo el tiempo que lo hace muy bien, a animarlo a que haga las cosas dando su mejor esfuerzo, pero siempre evaluando y pensando sobre el resultado que espera él o ella (nuestros hijos) no pensando en qué le dirán los demás.

Recordemos que no buscamos formar niños que requieran de nuestra aprobación todo el tiempo, sino que tengan la capacidad de autoevaluarse y definir una ruta de mejora, claro está, siempre estaremos ahí para acompañarlos en el camino, sin entorpecer su aprendizaje.

Lo que me recuerda una historia de una mariposa que estaba saliendo del capullo. Un señor, al ver que le costaba mucho salir por un pequeño orificio, lo abrió para que ella lograra salir. Lo que ocurrió fue que la mariposa salió, pero nunca fue capaz de abrir sus alas. Lo que esta persona no sabía, es que era necesario que ella se esforzara por salir, porque ese movimiento, era el que le daba fuerza en sus alas para que luego pudiera volar.

Lo mismo ocurre con nuestros hijos, si todo el tiempo les decimos que hacen bien las cosas y los elogiamos por todo, cuando cometan errores, cuando se caigan, no tendrán el valor de levantarse y volverlo a hacer.

Así que hoy te invito a que lo alientes desde el amor, a que lo animes a seguir avanzando, pero también entendiendo que a veces las cosas no salen como esperamos y que no todo lo que hagamos requiere aprobación de los demás.

Coach Daniela Giraldo
Coaching Infanto-juvenil y de familia
Mindfulness y Yoga para niños
Crianza Respetuosa
daniela.giraldo@cuerpoymente.com.co

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