A través de la alimentación ideal para ti, puedes “prevenir e invertir” el espectro de síntomas inflamatorios y enfermedades autoinmunes.
Como nutricionista y dietista, diariamente en mi consulta veo pacientes que tienen años padeciendo enfermedades autoinmunes, que desconocen el ¿qué son? ¿por qué las padecen? y ¿cómo pueden hacer para mejorar una serie de síntomas que les afecta su armonía de vida día a día? de hecho, las padecen sin saber qué es una enfermedad autoinmune y que comúnmente no solo vienen cursando una, sino con una cascada de complicaciones.
De una manera sencilla de explicar las enfermedades autoinmunes ocurren cuando nuestro sistema inmune o sistema de defensas es alterado o estimulado constantemente, al punto que comienza a desconocer partes de nuestro cuerpo como propio y nos ataca, creando anticuerpos contra mis sistemas y mis órganos.
Como ejemplo están: el hipotiroidismo de Hashimoto, enfermedad de graves, psoriasis, fibromialgia, lupus, celiaquía, artritis, esclerosis múltiple, vitíligo, entre otras.
Ahora ¿Por qué razón la alimentación es tan importante?, en primer lugar, los alimentos nos nutren, son nuestro combustible y en ellos varía la calidad. Entonces para explicarte mejor, analicemos juntos la siguiente analogía. “cuando tenemos un automóvil, queremos cuidarlo y el combustible que compramos para que él funcione correctamente y perdure en el tiempo es el ideal, no lo diluimos con otros líquidos ni tampoco mezclamos el buen combustible con alguno alternativo, ya que sabemos que puede averiar el auto y dejar de funcionar; lo mismo pasa con la calidad de nuestros alimentos, son nuestro combustible y de ellos depende nuestro buen funcionamiento. Así que es supremamente importante elegir y consumir alimentos llenos de nutrientes más no de químicos y buscar la mejor calidad.”
Hoy en día sabemos que muchas enfermedades autoinmunes no solo vienen condicionadas por un factor genético (puesto que nuestras genéticas nos pueden llegar a predisponer), pero este no determinará el padecimiento de las mismas. Influyen el estilo de vida, factores ambientales, factores en el manejo del estrés y factores alimentarios, en cuanto a la respuesta inflamatoria que tengan algunos alimentos y sobre todo, la función del sistema digestivo.
El sistema digestivo es muy importante para prevenir e intervenir síntomas autoinmunes. Cuando comemos y masticamos, la comida pasa al estómago en donde es desintegrada, quedando una mezcla casi homogénea con ayuda de enzimas y jugos gástricos, para pasar al intestino delgado en donde empieza a ocurrir la absorción de nutrientes hacia el torrente sanguíneo, a través de las vellosidades del intestino; así el intestino delgado y sus vellosidades, actúan como un filtro que deja entrar nutrientes y evita el paso de algunas partículas (toxinas, microorganismos y alimentos sin digerir, entre otros) que no deberían entrar al torrente sanguíneo.
En una situación compleja pero frecuente, estas vellosidades intestinales se van deteriorando con el tiempo, malas digestiones, alimentos inflamatorios, bacterias, excesos y mal manejo del estrés; lo que trae consigo una mala absorción de nutrientes y una porosidad extrema conocida como síndrome del intestino permeable, en donde nuestra barrera intestinal está tan lastimada que a nuestro torrente sanguíneo empiezan a llegar cantidades de toxinas que no deberían y eso afecta directamente a nuestro sistema inmune, haciendo que poco a poco nos ataque más y más. Si a esto le sumamos un proceso inflamatorio metabólico como exceso de glucosa en nuestras células, deficiencias de grasas desinflamatorias, baja masa muscular, insuficiencia de minerales y vitaminas, todo se empieza a complicar.
La buena noticia es que esto se puede ir revirtiendo y lo vamos a resumir en 3 pasos para iniciar nuestro camino para desinflamar y mejorar la calidad de vida, cuando se presenta un trastorno autoimune.
Paso 1 Limpia: deshazte de esos alimentos tóxicos e inflamatorios. Todos los paquetes y conservados, conocidos como ultra procesados. Todo lo que conoces como gaseosas o jugos azucarados, galletas de paquete, frituras de bolsas, entre otros.
Aquí también es importante evitar el consumo de los alimentos conocidos por ser agresivos con el sistema digestivo, como los cereales que tienen gluten o proteínas indigeribles, lácteos frescos industriales y edulcorantes artificiales no nutritivos.
Paso 2: por un tiempo, evita alimentos que probablemente en el futuro puedas reincorporar, que no son ultra procesados ni inflamatorios, pero que en estos momentos tampoco son recomendables por ser de difícil digestión o muy estimulantes, como frutos secos, semillas, la cafeína, granos o legumbres, solanáceas, entre otros.
Paso 3: Incorporar alimentos funcionales y hábitos de vida, que ayudan a mejorar el proceso de desinflamación y recuperación del sistema digestivo, como por ejemplo:
Alimentos ricos en colágeno como los caldos de huesos, grasas buenas desinflamatorias que incluyen el omega 3 de los pescados, el aguacate, las aceitunas y aceites de oliva, alimentos ricos en fibra soluble (aloe vera que conocemos como sábila, chía activada), frutas carnosas como kiwi, papaya, arándanos, fresas o vegetales antioxidantes, fibra soluble como el zucchini, brócoli, apio y muy importante raíces, especies, aceites esenciales o alimentos probióticos, que tienen funciones maravillosas al alcance de todos (la cúrcuma, el romero, el orégano, la menta peperina, kéfir, entre muchos más).
Ahora hablar de buenos hábitos de vida incluiría el comer completo y ser consciente de ello, sobre todo de la calidad de los alimentos, la buena hidratación (que incluye la calidad del agua), el uso de cosméticos y químicos que se utilizan hoy en día (buscar los más limpios y naturales posible), el movimiento y actividad física (trabajar la masa muscular, tomar el sol, buenas horas de sueño, meditaciones) y alimentos que siempre han estado allí al alcance de todos, llenos de beneficios y oportunidades para incluirlos.
Resumiendo, un poco todo esto que sabemos que es mucha información, te invito a comenzar con un cambio a la vez, a buscar ayuda con un profesional de la salud que te pueda ir orientando poco a poco, a tener la conciencia de que, aunque sufrimos una enfermedad autoinmune y que a veces podemos sentir dolor o muchas incomodidades, hoy en día existen caminos, hábitos y acciones al alcance de todos que pueden mejorar y prevenir este tipo de condiciones.
Referencias:
Meyers, A. (2015). La solución autoinmune; Prevenir e invertir el espectro de síntomas inflamatorios y enfermedades autoinmunes. (ed 7). Madrid. Edaf.
Casellas, F. Burgos, R. Ascensión, M. Santos, J. Documento de consenso sobre las dietas de exclusión en el síndrome del intestino irritable. Rev. esp. enferm. dig. vol.110 no.12 Madrid dic. 2018
Nutri. María Daniela Chacón
Nutricionista Dietista
Nutrición Funcional
Antropometrista Nivel 2/ ISAK II-Argentina