La fatiga crónica puede ser un síntoma clínico complejo, que tiene diferentes variables tanto para su abordaje como su tratamiento, y que en muchos casos obedece a un trastorno orgánico como tal, denominado Síndrome de Fatiga Crónica – SFC.
Según el NIH (National Institute of Health) Estados Unidos entre 836 y 2.5 millones de personas padecen SFC, generando así una gran carga enfermedad y de ausentismo laboral.
Para el centro para el control y prevención de enfermedades (CDC), el SFC se define como “un trastorno debilitante y complejo que se caracteriza por un cansancio intenso, que no mejora con el descanso en cama y que puede empeorar con el esfuerzo físico y/o mental”
El centro para el control y la prevención de enfermedades (CDC) define el Síndrome de Fatiga Crónica (SFC) como un “trastorno debilitante y complejo que se caracteriza por un cansancio intenso que no mejora con el descanso en cama y que puede empeorar con el esfuerzo físico y/o mental”.
En general, la fatiga crónica obedece a una disfunción del Eje Hipotálamo hipófisis – glándula suprarrenal, en el cual hay un déficit en la producción de cortisol y algunas hormonas, resultando en muchos casos asociado a mayor presencia de infecciones, ansiedad, depresión y alteraciones en la energía vital.
El abordaje desde la Medicina Integrativa y Funcional implica revisar aspectos orgánicos, emocionales y mentales, para aclarar el diagnóstico y diferenciar así el síntoma fatiga, del Síndrome de Fatiga crónica.
Si estás experimentando fatiga crónica, algunas de las estrategias que puedes realizar para mejorar el síntoma, son:
- Vive una vida con propósito: lo primero ante cualquier proceso de sanación al cual nos enfrentamos, es tener claro nuestro norte, define tus metas e intenciones de acuerdo a tus posibilidades y herramientas, si tu eres el protagonista en todo momento, las acciones que realicen siempre estarán encaminadas a llevarte a la mejor versión de ti mismo.
- Descansa como mínimo 8 horas diarias: tener una cantidad de sueño suficiente, es necesario para permitir los procesos de reparación a nivel coporal, pues nuestro sistema hormonal está influido por nuestro ritmo circadiano.
- Practica la atención plena: mediante Mindfulness podemos inducirnos en la práctica de la meditación en atención plena en el momento presente, basada en la percepción de nuestros sentidos, ello ayuda a bajar el sistema de alerta interno, mejorar nuestro sistema inmunológico y por ende la productividad a todo nivel.
- Pon atención a tus pensamientos: el cerebro no distingue lo real de lo imaginario, un cerebro estresado es el resultado de vivir inundado de pensamientos cargados y negativos.
- Realiza actividad física: los ejercicios de estiramiento y relajación permiten que el sistema osteomuscular se mantenga activo, el Pilates por ejemplo, se enfoca en el fortalecimiento muscular, y permite que haya liberación de endorfinas.
- Busca personalizar tu alimentación: no todos los alimentos resultan bien para todas las personas, comprender y escuchar lo que necesita tu cuerpo, desde un abordaje individualizado, puede hacer que la alimentación se convierta en una medicina.
Si a pesar de llevar a la práctica estas estrategias, sientes que no es suficiente, y el síntoma persiste, lo más recomendado es realizar una valoración médica, pues puede tratarse de alguna situación clínica orgánica que merezca atención.
Dra. Carolina Sánchez
Médica Especialista en Terapias Alternativas y Farmacología Vegetal
Médica Funcional e Integrativa