Por: Jackelinne Cárdenas.
Nutricionista Nutritionista Dietista Holística, Terapeuta Floral C&M.
La alimentación saludable se logra teniendo en cuenta todos los nutrientes, no sólo las calorías. En la cotidianidad se contabilizan las calorías, que, si bien es importante, es necesario que se analice su procedencia, más que su cantidad.
Usualmente compramos los alimentos de orden procesado y no nos detenemos a visualizar la etiqueta nutricional. En la actualidad, la mayor parte de ellos traen al respaldo una tabla de contenido nutricional, una lista de ingredientes y una serie de aclaraciones, que permiten que seleccionemos de manera más adecuada la alimentación.
Pero, ¿cómo leerla?
Lo inicial es conocer qué ingredientes están en el producto. Estos se ubican en la parte de atrás de los empaques y están ordenados de mayor a menor volumen. Una vez leídos los ingredientes se debe visualizar la tabla de contenido nutricional, que están dados en los siguientes datos:
1. Tamaño y número de porciones por envase: aquí aclara, cuanta cantidad del producto saldrá para su consumo. De allí se despliega todo el análisis del aporte de los nutrientes.
2. Calorías por porción: esta dada en kilocalorías (Kcal); permite saber la cantidad de calorías que tiene de acuerdo con la porción establecida en la etiqueta, y qué proporción ocupa de esas calorías la grasa.
3. Porcentaje de valor diario: esta sección informa cómo los nutrientes en una porción contribuyen a la dieta diaria total. Esto permite seleccionar los alimentos de acuerdo con las necesidades nutricionales.
4. Nutrientes: aquí la etiqueta informa cuanta grasa, colesterol, sodio, carbohidratos y proteínas aporta. Es importante seleccionar alimentos de bajo contenido de grasas, especialmente grasas saturadas y grasas trans, poco colesterol y baja en sodio.
El contenido de colesterol sólo está presente en alimentos de fuente de grasas de origen animal. Finalmente aparece el aporte de las vitaminas y minerales. Adicional es importante resaltar, que hay códigos incomprensibles e ingredientes sospechosos. Por lo general son edulcorantes o conservantes del producto, los cuales están con código alfanumérico, por ejemplo:
E100 hasta E180: colorantes.
E200 hasta E297: conservantes.
E300 hasta E385: antioxidantes.
E400 hasta E495: gelificantes, estabilizantes y espesantes.
E620 hasta E640: potenciadores del sabor.
E900 hasta E1000: agentes del recubrimiento, edulcorantes etc.
La mayoría de estas sustancias, tienen gran responsabilidad en alteraciones del sistema nervioso; también enfermedades osteomusculares, daños en sistema digestivo, entre otro sin fin de alteraciones. Por eso es importante consumir alimentos en su estado natural, a fin de evitar exponer su cuerpo a productos industrializados.