Cuando ejercía mi profesión como me la enseñaron, (como yo la enseñaba), sentía dentro de mí que algo faltaba y sé que los pacientes sentían lo mismo. El ver cómo volvían solo por una fórmula que callara el síntoma, porque la mejoría no era la esperada, además de tener que cambiar el medicamento o subir su dosis y de llegar a un punto en el que los efectos adversos empezaban a rondar, no estaba alineado con mi querer, donde mi intuición me advertía que faltaban piezas del rompecabezas. Pero es que no tenía más herramientas, fue lo que aprendí, fue lo que enseñé.
Creo que finalmente le hice caso a mi intuición, a mi corazón, mirando la vida y mi profesión desde una perspectiva diferente. No es que lo que se hace y yo practicaba (y enseñaba) convencionalmente sea malo, ni que las medicinas complementarias sean las buenas. Aquí no hay malo ni bueno, simplemente creo que hay que abrir la vista, ampliar el foco para ver más perspectivas y tener más caminos para nosotros y nuestros pacientes.
El primer paciente fui yo, empecé a cambiar mis hábitos, a poner en práctica todo aquello que “sabía” que era bueno, pero no sabía cómo enseñarlo o mejor, ni siquiera tenía los conceptos claros. Pensaba que me alimentaba bien, pero estaba equivocado; pensaba que mi matrimonio estaba en el tope de lo que podía y debía estar, pero estaba equivocado. Estos fueron pasos para ir avanzando en el camino, sin embargo, debí reconocer que se podían hacer las cosas diferente y encontrar en mí, en mi hogar, en mi matrimonio, en mi familia y luego en mis pacientes, resultados muchísimo más alentadores y fueron la mejor evidencia que pude hallar para ratificar que me estaba encontrando con mi propósito, que ahora sí resonaba mi ser con mi hacer.
Este ha sido mi camino, no significa que todos mis colegas tengan que recorrer el mismo, no significa que tengo la última palabra o que tenga la razón; simplemente decidí firmemente conectar más con mi ser, con mi propósito, con mi corazón y con mi intención, aquella que me llevó a tomar la decisión de estudiar lo que he estudiado y con ello, resonar en una sintonía con la que me siento a gusto.
Ojalá pudiera ayudar a todos los que acuden a mí, ojalá tuviera ese poder, pero simplemente desde mi humildad y humanidad, no tengo respuestas a todo, no todos los pacientes se alivian, no todos cumplen las expectativas que los llevó a consulta y lo único que puedo garantizar en una cita y en una propuesta terapéutica, es que busco siempre dar lo mejor de mí y busco escuchar, comprender, acompañar, entender y abrir un espacio de compartir conocimiento, para encender una luz en el camino al alivio de las personas que acompaño.
Dr. William Joaquí
Médico Anestesiólogo
Esp. en Medicina del dolor
Ms. en manejo avanzado del dolor
Diplomado en Medicina Ortomolecular
Médico Funcional e Integrativo
Prof. de Mindfulness y Compasión para la salud y el estrés
Aspirante a magister en Medicina de precisión