Para empezar, queremos aclarar qué son las etiquetas y mostrarte que las usamos a diario sin darnos cuenta de su efecto en nuestros hijos y en nosotros mismos como padres.
Las etiquetas son esos nombres que les asignamos a ciertas conductas o comportamientos que tienen nuestros hijos, (ejemplo: desordenado, irresponsable, llorón, grosero, egoísta) ¿Reconoces alguna? Seguro todas, incluso algunas de estas debieron ser parte de tu infancia y no es para menos, nuestros padres y abuelos tampoco tenían la información que ahora te estamos compartiendo.
Te preguntarás cuál es el impacto de estas palabras y si decirle a los niños que “son inteligentes, ordenados o que son los mejores” es correcto porque son etiquetas positivas; pues no lo es, en ambos casos afecta de manera determinante el desarrollo de su identidad, además afecta su parte emocional.
Podríamos decir que las etiquetas tienen dos funciones: limitan y encasillan a las personas – niños, haciéndoles creer que son así y que no pueden cambiar, limitando su potencial y verdaderas capacidades.
Por ejemplo: en el caso de un niño que todo el tiempo le dicen que es grosero y malcriado, termina por creerlo y se comportará todo el tiempo así. En el caso de un niño que le repiten que es muy inteligente, podrá frustrarse y sentirse abatido cuando saque una mala nota o no cumpla un objetivo, afectando considerablemente su autoestima. De ahí la importancia de evitar las etiquetas en cualquiera de los casos.
¿Cómo hablarle entonces a nuestros hijos? ¿Cómo ser verdaderamente asertivos? Lo primero es revisar cuál es el lenguaje que estamos usando con ellos y empezar a cambiarlo: evitar usar las palabras “siempre” y “nunca”, estos dos términos enfatizan mucho la etiqueta. Lo segundo es aceptar nuestras falencias y virtudes, siendo ejemplo para nuestros pequeños y haciendo énfasis en que, aunque a veces nos comportamos de ciertas maneras, eso no quiere decir que así somos todo el tiempo y mucho menos que es nuestra esencia; y tercero: entender que a veces como padres tenemos expectativas muy altas frente a nuestros pequeños y debemos estar ahí para corregirlos, acompañarlos y guiarlos, pero dejarlos que formen su identidad y carácter.
Dejar atrás este hábito no es tan sencillo, pero con pequeñas acciones podrás lograrlo, a continuación te comparto un listado de frases que usan algunas etiquetas de una manera sutil, evidenciando así que cambiar el lenguaje es el primer paso para deshacernos de esos calificativos que además también nos afectan, porque nos vuelven ciegos como padres y a veces no nos permiten ver la verdadera esencia de nuestros hijos:
- Hijo, ¿por qué hoy estás tan desordenado? La palabra “hoy” evidencia que no es algo de todos los días, así que no etiqueta directamente a tu hijo, sino a un comportamiento puntual que está haciendo hoy.
- Hija, hoy incumpliste con tus deberes, ¿qué ocurrió? eso no es muy común en ti: de nuevo usamos la palabra hoy, para hacerle ver que nos estamos enfocando en ese día y no que todo el tiempo es así.
- Hijo, ¿qué pasa que estás un poco malhumorado?: Es muy distinto a decir, ¿Qué es ese mal genio tuyo todo el tiempo?
- Hijo, tus notas están bien, están un poco bajas, estamos seguros puedes mejorar con un poco más de esfuerzo, podemos ayudarte si lo requieres: Muy distinto a “Bajaste tu rendimiento, eso es por perezoso y tendrás que mejorar tus notas”.
- Eres un grosero, discúlpate: La forma ideal sería: ¿Hijo qué ocurrió, por qué tomaste esa actitud?
- ¿Por qué serás tan amarrado? eso no es lo que te hemos enseñado: Podríamos decirle: “Hijo puedes jugar con el juguete un momento y luego cambias, recuerda que compartir es importante”.
Como puedes ver el lenguaje juega un papel fundamental en la comunicación con nuestros hijos ¿Te animas a ensayar?
Para profundizar en el tema puedes hablar con Daniela Giraldo Henao
Daniela Giraldo Henao
Coach infanto juvenil y de familia
Torre médica Intermédica. Consultorio 1603.
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