El alivio clínicamente hablando, es mejorar los síntomas molestos de alguna enfermedad, y la verdad, me parece que es una definición practica, pero no lo suficiente para lo que hay detrás de ello.
El alivio como muchas otras palabras tienen un significado muy amplio, sin embargo, como ya han leído en mis escritos, acostumbro a darle un sentido propio a cada cosa sin la certeza que esté en lo correcto para ustedes, pues lo baso en mi experiencia y en la interpretación propia de mi formación académica.
Para hablar de alivio es necesario hablar de sanación y su sinónimo “la temida cura”, pues el alivio por si sólo es una palabra neutra que no promueve salir de la zona de confort; de hecho, una de las premisas médicas es: curar a veces, aliviar a menudo, acompañar. Pero como lo he vivido personalmente, ese alivio va al síntoma, no a la enfermedad, se encuentra en medio de un texto como lo acaban de leer y es un compromiso que es mejor poner en probabilidad que en absoluto.
¿Por qué pasa eso? Porque somos seres humanos que hemos cambiado fe por miedo, evolución por comodidad, consciencia por apariencia y responsabilidad por resignación, en secuencia con esto, es mucho más fácil quedarnos con el dolor que enfrentarlo, callar la enfermedad que buscar su cura y sentirnos más víctimas que protagonistas. Resulta que estamos en una era que muchos han escuchado “el despertar de la consciencia”, este despertar nos lleva más a buscar adentro de nosotros la solución o el medicamento que estamos buscando afuera, ¡sí! las respuestas son internas y el tratamiento somos nosotros mismos. Es tu responsabilidad vivir la vida que quieres.
1. Escuchar-TE
2. Cultivar-TE
3. Sanar-TE
4. Y Expandir-TE son cosas que debes hacer TÚ.
Por suerte hoy en día hay muchas personas que ayudan a “aliviar”-TE más allá de los médicos para suavizar la carga, pero si te das cuenta, nadie puede llegar a ese punto, pues es una responsabilidad de cada uno, claro que hay acompañamientos, hay terapias, hay fármacos, pero la raíz de lo que no te deja avanzar y no permite curar-TE sólo la sabes TÚ, de lo contrario, será un círculo vicioso girando sobre el mismo eje.
En el proceso de sanación que viví y que aún experimento día a día, fue una tarea que me costó trabajo asumir, pues me parecía increíble que fuera yo la que tuviera que cambiar cuando los demás eran los que a mi juicio habían actuado mal.
Las enfermedades no son inocentes, son la manifestación de un porcentaje genético muy bajo no superior al 20%, pero el restante es por múltiples factores: alimentación, sedentarismo, estrés, mal manejo de emociones, rabia, ira, rencor, falta de descanso, vivir sin propósito, ser codicioso, entre muchas otras. Recuerda que la mente no maneja horario, por tal motivo, el suceso incomodo que te pasó si lo piensas de nuevo y aún no lo has sanado, esas emociones las interpretará el cerebro como si las estuvieras viviendo de nuevo y generará las mismas sustancias dañinas que no promueven para nada el bienestar y el buen vivir.
Resulta que todo radica en que nadie quiere responsabilidad hoy en día, por eso la razón tan alta de no adquirir un compromiso, cualquiera que sea. Yo lo he vivido con mis coachees (pacientes) y lo viví una y otra vez, de hecho a veces me pasa, con menos frecuencia y más consciencia pero no son infalible, y cuando están a un paso de su sanación, lo primero que surge es un interrogante inmenso del beneficio oculto de la enfermedad: ya no seré el centro de atención, será que van a pensar que me inventé esta enfermedad, que pasará conmigo… esto no es para generar un juicio, es porque la enfermedad es la manera de la mente llamar la atención y la manifiesta generalmente por medio del cuerpo.
Para concluir mi reflexión personal, te invito a realizar una introspección, lo primero que debes hacer es sentarte en silencio, es la mejor manera de escuchar-te, es la mejor manera de orar y es la mejor manera de responder-te las dudas, así mismo es la mejor manera de ayudar a los demás cuando te buscan para hablar, pues muy pocas personas poseemos el don de la escucha presente, activa y empática. Cuando estás en silencio te estas permitiendo un espacio intimo contigo mismo; promueve eso como un hábito y acompáñalo de un lugar que te guste, que te sientas tranquil@, que huela rico, que sea armonioso, que sea TU espacio.
Segundo, escribe aquello donde sientas que está la raíz de tu enfermedad, puede ser en una relación de pareja dolorosa, una etapa de niñez triste, el abandono de papá o de mamá, la época escolar, una violación, un episodio de duelo no superado, en fin, en muchos sucesos que a veces por valentía dejamos pasar desapercibidos y se quedan en el inconsciente, apenas descubras esto, comienza la transformación de la enfermedad en experiencia de vida y con ellos un despertar de consciencia y de fluidez con la felicidad que sólo te pide estar en atención plena.
Anímate a creer de nuevo en el alivio, pero búscalo en la sanación de tu alma, en la cura de tu cuerpo. Recuerda, soy Sandra Giraldo, tu coach que te acompaña de la razón al corazón.
Sandra C Giraldo.
Coach Ontológica Profesional
Máster en Programación Neurolingüística
Cofundadora de cuerpo&mente. Humanizando el Alivio del Dolor. Una mirada integrativa y funcional al alivio; con un equipo interdisciplinario para el tratamiento o acompañamiento del cuerpo y la mente.
Torre médica Intermédica. Consultorio 1603.
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