En diferentes espacios escucho todo el tiempo frases como «Quiero darle a mis hijos lo que yo no tuve», «no quiero que mi hijo pase por lo que yo pasé», «no voy a cometer los mismos errores que cometieron mis padres». Son precisamente estas expresiones las que me recuerdan a Alejandro De Barbieri, cuando nos menciona que hay que dejar de ser hijos para ser padres y dejar de reprochar la crianza que tuvimos.
Y no es para menos, cada quién hace lo mejor que puede con lo que tiene, así que hay que dejar de usar esas expresiones y enfocarnos en la crianza que queremos para nuestros hijos, sin tener miedo a decir NO, sin tener miedo a que ellos vivan la frustración, porque esto hace parte de la vida y de los aprendizajes diarios.
Yo sé que a veces se puede crear la confusión entre el concepto de PNL que nos invita a evitar el “No” constante en la educación de nuestros hijos y el “No” que nos propone Barbieri, cuando dice que no nos dé miedo negarle algo a nuestros hijos.
Es importante comprender que ambos planteamientos tienen su relevancia en la crianza y que en equilibrio funcionan muy bien, incluso yo lo he aplicado y te daré algunos ejemplos de cada uno para que evidencies la diferencia y aprendas a usarlos en tu vida:
1. En las época donde tus pequeños se llevan todo a la boca, el NO se convierte en la constante, diciendo todo el tiempo: “Eso NO se hace”. En este caso, en vez de repetir constantemente el “no”, optamos por reemplazar los objetos, entendiendo que es normal por la edad que todo lo lleven a su boca.
2. Cuando tus niños empiezan a caminar y coger todo lo que se pone en su camino o tocar las fuentes de luz que hay en casa, en vez de perseguirlos constantemente diciendo NO, NO, podemos usar elementos distractores y poner en su camino otro tipo de objetos que sean seguros, además de empezar con el lenguaje a indicarle que puede lastimarse.
3. Cuando aprendemos a decir NO a nuestros hijos y dejamos el miedo, es donde entra el “No” de Alejandro de Barbieri, que nos indica que no debe darnos culpa usarlo. Por ejemplo, cuando vamos al centro comercial y nuestro hijo quiere que le compremos un juguete, podemos explicarle que en ese momento no fuimos de compras, y que ya llegará el momento de comprar el juguete. NO debemos tener miedo a que haga una pataleta, mucho menos a que se frustre, porque no a todo hay que decir que sí.
En los ejemplos estamos poniendo en evidencia el equilibrio entre la firmeza y el amor, sin sentir culpa.
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Coach Daniela Giraldo
Coaching Infanto-juvenil y de familia
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Crianza Respetuosa
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