A lo largo de la vida y en cuanto a relaciones se trata, los seres humanos actuamos biológicamente y buscamos la mejor pareja para formar una familia y conservar la especie.
Lo que no sabemos es que en nuestro inconsciente tenemos guardado recuerdos de la relación que tuvieron nuestros padres, la cual asumimos o percibimos en el momento como una relación sana; razón por la cual muchas veces buscamos parejas que nos permitan repetir las experiencias y comportamientos de nuestros padres así conscientemente consideremos que este ejemplo no fue el mejor.
Desde niños nos enseñan a vivir un amor romántico, donde existe una “princesa” en busca de “un príncipe azul” que se casan y son felices para toda la vida, crecemos con esta idea de amor perfecto, un amor por el cual hay que “luchar” y “aguantar” porque cuando decidimos casarnos, hacemos una promesa de sernos fiel y amarnos para el resto de nuestra vida.
¿Pero en realidad hay que aguantar y luchar donde no se es feliz o donde ya no hay amor?
El amor es una emoción tan linda que no se sufre cuando la sentimos, que no se lucha para que aparezca, ella es tan natural, tan especial, que simplemente cuando se siente de corazón ella se encarga de que todo ande bien, el problema es cuando forzamos las situaciones y hacemos lo imposible para continuar al lado de una pareja por la que ya no sentimos amor, porque el amor se siente o no se siente, pero no existen puntos medios y cuando forzamos esta emoción para que aparezca, creamos es dependencia emocional y es ahí cuando se enreda todo el cuento, empieza el sufrimiento, la desvalorización, la pérdida de amor propio y como cualquier otra dependencia, nos puede llevar a enfermar y hasta morir.
Hay algunas estrategias que si las aplicamos correctamente en la vida, logramos construir un amor consciente, que va más allá de un amor romántico.
Lo primero es que debemos conocernos a nosotros mismos, busca la respuesta a preguntas tales como ¿Quién soy yo?, ¿Cómo soy y de dónde vengo?, ¿Cuál es mi historia?, ¿Qué me genera dolor y por qué me genera dolor?, cuando comprendes tu historia y lo que eres, puedes dar el segundo paso y definir quién quieres que te acompañe en tu vida y como debe ser esa persona; sin embargo, no debes buscarla 24 horas al dia, ya que puedes caer en un error muy común y es visualizar en cualquier persona una posible pareja, cualquier palabra lo tomarás como piropo y olvidarás que tienes en mente cómo debe ser esa persona con la que quieres compartir tu vida.
Lo tercero, es que cuando encuentres a esa persona con las cualidades que habías proyectado, debes tener claro qué quiere esa persona en su vida, si lo que tu eres cumple con las expectativas del otro y finalmente, cuando todo esto se cumple, revisa muy bien los valores de esa persona, ya que estos deben coincidir o por lo menos no ir en contra de los tuyos, puesto que esto no se cambia, los valores hacen parte de nuestra esencia y cuando chocan empiezan a aparecer los conflictos y las ganas de que el otro “cambie”, reforzando cada vez más la dependencia emocional, lo que hace más difícil la separación de las personas.
Aunque suene sencillo el proceso, no es fácil, ya que en nuestro inconsciente hay guardada mucha información que nos hace repetir patrones de comportamiento, entre los cuales encontramos la elección de pareja basada en ciertos perfiles que no comprendemos, para poder romper este patrón que me lleva a escoger siempre los mismos perfiles, es necesario sanar mi relación con mis padres, buscar que hay en las historias de referencia, porque recuerda “lo que vemos en nuestros padres siempre lo interpretamos como normal e inconscientemente buscamos personas con las cuales sea posible reproducir la misma historia”.
Salir de la dependencia emocional, solo está en tus manos, anímate a comprender que te ata a tu pareja y empieza a liberarte para ser feliz.
Con Amor.
Dra. Ana María Henao
MD. Integrativa
Terapeuta en Bioreprogramación
Ms. en nutrición y salud en formación
anahenao@cuerpoymente.com.co