Una terapia psicológica individual, de pareja o familia, es una oportunidad para tomar consciencia de las situaciones que nos afectan y que, en algunas ocasiones, no tenemos las herramientas suficientes para gestionarlas nosotros mismos; desencadenado un círculo vicioso de estrés, depresión, ansiedad u otras patologías, que impactan también la salud física.

Cuando identificamos nuestros alcances, fortalezas, debilidades, sabemos quiénes somos, qué queremos y para dónde vamos; la brújula interna muestra más fácil el camino a seguir y las elecciones y decisiones de vida se tornan mucho más acertadas.

Es importante tener presente que los momentos adversos de la vida hacen parte del ser humano y gestionarlos de una manera adecuada es algo que, en ocasiones, va mucho más allá de nuestros propios recursos. Por eso el acompañamiento psicológico debe ser algo que, ojalá, vaya de la mano de nuestro proceso de crecimiento y evolución personal.