Cuando hablamos del proceso salud – enfermedad, debemos estar en la capacidad de observar más allá de nuestro cuerpo físico, este cuerpo es el que podemos ver, tocar y en él, es donde se manifiestan la mayoría de nuestras enfermedades, sin embargo, detrás de este existen otros cuerpos, organismos energéticos que son los encargados de guardar información, la cual se manifiesta a través de nuestro cuerpo físico. Es por eso que cuando trabajamos aplicando la medicina preventiva, es importante realizar cambios en nuestros hábitos de vida como la alimentación y la actividad física, sin embargo, es de suma importancia trabajar en el manejo de nuestras emociones y de toda esta energía que hemos acumulado en nosotros y que tarde o temprano se verá manifestada en nuestro cuerpo físico.
Cuando hablamos del nacimiento, hacemos referencia a esa primera autonomía del ser humano, es ahí cuando dejamos de depender en un 100% de nuestra mamá y salimos al mundo donde debemos empezar a respirar y alimentarnos de manera autónoma. Es por esto que todo lo que suceda alrededor de este momento es fundamental, para determinar ciertos comportamientos que tendremos a lo largo de nuestra vida.
Desde que somos concebidos empezamos a guardar información y recuerdos en nuestro inconsciente de todo lo que nos rodea, incluyendo las emociones de nuestros padres y nuestro entorno. Es por esto por lo que el nacimiento es quizás uno de los momentos más traumáticos para los seres humanos, dado que todo lo que suceda alrededor de este momento y la forma en que cada bebé lo interprete, afectará nuestra salud y nuestros comportamientos a futuro.
Absolutamente todas las personas tenemos en nuestro inconsciente guardado el recuerdo de nuestro nacimiento y aunque no haga parte de nuestra mente consciente, cuando realizamos terapia, es posible acceder a esta información y encontrar qué es lo que está generando en nuestro cuerpo físico y en nuestra personalidad.
En muchas ocasiones, nuestra madre, nos describe este momento como el parto soñado, tranquilo, en compañía y sin dolor; sin embargo, encontrar la emoción y la percepción que tuvo el bebé en ese momento es fundamental para poder sanar y cambiar algunos comportamientos que no nos gustan de nosotros mismo. Es posible sanar cualquier emoción percibida en el parto, basta con querer hacerlo y conseguir la ayuda adecuada.
No dejes que tu nacimiento determine tu vida; una cesárea, un podálico, unos fórceps, una hemorragia, un sufrimiento fetal, no deben definir quien eres, entonces anímate y empieza un proceso de sanación que comience justo en ese momento en que llegaste a este mundo.
Dra. Ana María Henao
Médico y cirujano Pontificia Universidad Javeriana
MD. Integrativa
Terapeuta en Bioreprogramación
Ms. en nutrición y salud en formación
anahenao@cuerpoymente.com.co